Mortals LX: Capítulo II
26 de Septiembre, 2004   21:23

Su experimento no había salido exactamente como Cassandra quería. Su duda estaba programada para unirse a ella, la mortal, mientras que él, el mortal, debía seguir pensando lo mismo que siempre. Y había empezado bien, la duda, transparente a la vista de los mortales se había pegado sigilosamente a ella y se reflejaba en la pantalla como una cierta transparencia en el personaje sobre el que estaba. Pero al poco tiempo un trocito de duda se desprendió de ella y fue pisada por él, quedándose su pierna translúcida como se podía apreciar en el terminal. Este trocito de duda debía ser algún fragmento del código que Cassandra había programado, alguna hebra que por alguna razón se había desprendido y en cierto modo había tomado vida propia. Y esta duda no era la misma duda que había sobre ella. Era una duda sobre la situación, y peor aún, una duda sobre lo que hacer, o lo que no hacer, sobre si hacer lo que él quería o hacer lo que supuestamente debía hacer, vamos, un lío, que daba la impresión de echar abajo la partida, o ralentizarla hasta tal punto que se volviera aburrida. Pero como Cassandra no tenía ganas de guardar la partida ni mucho menos de aburrirse mirándola, no tuvo más remedio que tomar manualmente cartas en el asunto y aún saltándose algunas normas básicas de conducta con mortales en un despiste de él lo cambió en minutos de ciudad para acercarlo lo más posible a ella y ver que pasaba. Pero claro, un cambio de ciudad así de repente, en cuestión de minutos, casi como una teletransportación, fue algo que a él lo dejó sorprendido. Si hubiera sido algo que acontece justo después de una borrachera habría tenido por lo menos un trasfondo para sin explicarse la cosas, darle una explicación. Pero como este tío no bebía lo de la borrachera no iba a colar así que se quedó ahí, hecho un verdadero lío, pero tan cerca de ella que no tuvo más remedio que hacer como que pasaba por allí y hacerle una visita, y en cuanto a lo de la explicación de cómo había llegado hasta ese sitio y a esas horas pues nada, le tuvo que echar imaginación, mucha imaginación, y para no volverse loco pensando en lo que había pasado y de paso darle más credibilidad a la historia que iba a contar, él mismo empezó creyendo su explicación.


Continuará....

Les habló un mortal desde el mismo Olimpo

En: Relatillos  |  Permalink


Inserte su comentario:
Nombre:
email:
Comentario: