Pues sí, hoy he podido coger los dos primeros tomates de la cosecha del 2003. No tendrían nada de especial si no fuera porque los tengo sembrados en mi jardín y no han sido tratados con ningún producto químico. Nada de abonos industriales, sino restos de otras plantas que se acaban pudriendo y kk de caballo que es muy sana y natural; y nada de venenos que aunque sea a niveles pequeños siempre permanecen en la planta y te los tragas con los frutos.
Claro, que así tengo las tomateras, llenas de gusanitos verdes que se comen las hojas (de momento, cuando crezcan ya tirarán también a por los tomates, que los conozco). Además los muy cabritos tienen un mimetismo cojonudo, son de un verde exacto al de la planta que se comen (véanse, mis tomateras), y aunque intento buscarlos para irlos aniquilando uno a uno, es prácticamente imposible encontrarlos, incluso cuando son ya de varios cm. de longitud.
La otra plaga es la mosca blanca, unos insectos pequeñísimos, y que parecen inofensivos. Pero poco a poco se van reproduciendo y llenando todo de huevecillos y me dejan las plantas hechas una pena. Pero bueno, ya mismo vendrán las lluvias, la humedad, las tomateras se irán pudriendo y las tendré que arrancar, así que no merece la pena ponerme a matar bichos ahora, sobre todo si es a costa de productos químicos que envenenan los tomatillos que en estos días nos iremos comiendo, y cuyo sabor y olor no tiene nada que ver con los que a uno le venden en los grandes hipermercados (e incluso pequeñas fruterías) en bandejitas de hermoso plástico blanco, y que claro, luego saben a rayos, truenos y centellas, ... ...y plástico.

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