Dremel, conclusiones (y II)
26 de Junio, 2011   23:23

Y hablando de dremel, cortar metales es toda una experiencia; te pones las gafas de protección, coges tu tornillo, clavo, cadena o elemento metálico a cortar y ale, te pones manos a la obra, a la vez que miles de pequeños trocitos del metal que estás cortando saltan por doquier y te empiezan a caer en las manos, brazos, piernas, cara… y una vez allí, se oxidan de manera casi instantánea al contacto del sudor de la piel. ¿problema? Ninguno, creo, pero al rato tienes la sensación de que todo te huele hierro oxidado, o “yerro enrobinao” como dirían otros.

Les habló un tiíllo acordándose del hombre de hojalata ;)

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