Arthur for President; No, gracias.
13 de Junio, 2004   23:53

Después de mis casi 12 años de mayoría de edad en la que no he votado ni una vez por no estar de acuerdo con lo que pasa en las altas esferas de esta, nuestra sociedad, de pasar olímpicamente de lo que dicen y hacen los de un lado o los del otro, sin protestar, claro, que para eso no tengo derecho, pues va y no tiene otra ocurrencia el supuesto azar de designarme como presidente de mesa electoral de mi barrio, ale, a mí, un tipejo que no quiere saber nada de esto. Pero claro, tan feo lo pintan con eso de los 15 fines de semana de arresto domiciliario si no vas, que parece que es incluso mejor ir que dejar de ir. Y allí estaba yo, tempranito, metido en el follón, como responsable de una mesa y todas sus consecuencias, sin tener ni idea de qué hacer ni qué decir, porque no me habían dado más que una citación, ni un manual de instrucciones ni ná de ná. Pero bueno, con paciencia, el manual que allí sí trajeron y preguntando a unos y otros poco a poco nos fuimos aclarando y echamos todo a andar. A eso de las 9'00 ya estaba todo listo para que los señores votantes pudieran ejercer su derecho y metidos de lleno en el marrón de pedir los carnets, comprobar los datos, apuntar nombre y apellidos, nº de voto y localización en la listas,... Afortunadamente el buen humor de la mesa en general nos hizo pasar un buen rato al fin y al cabo, porque ya que hay que hacer algo impuesto por obligación mayor, mejor hacerlo echando unas risas cada dos por tres que con caras largas del 15, también en honor a los señores votantes que a diferencia de muchos como yo que pasan de todo, se molestan en saber lo que dicen unos y otros partidos políticos y dedican su tiempo a ir a las urnas y ejercer su derecho al voto. Y claro, eso como mínimo se merece un recibimiento con humor y disposición.

Tampoco todo son inconvenientes; uno ve a los vecinos del barrio, a muchos que viviendo a 50 o 100 metros no ha visto en años, conoce a otros que son sus vecinos, porque en la lista pone que viven 10 casas más arriba pero te da la impresión de no haberlos visto nunca, gente se alegra de verte un montón y te lo manifiesta, aunque no tengas ni idea tampoco de quién son, de vez en cuando alguien te suelta un piropo que te amplifica la sonrisa un poco más, se aprenden un poco todos los trajimanejes de las mesas, cómo funcionan, qué hay que hacer, qué se come y cuándo, qué te pagan y porqué, cómo se cuentan los votos y porqué, ...

La afluencia también sorprendió, porque después de unas elecciones recientes que te hagan ir de nuevo a las urnas no apetece demasiado, más si es para Europa que no sabemos en general que es eso exactamente, y si encima hace un tiempo buenísimo que supones a la gente en la playa, o peor aún, en pleno Corpus granaino, más negro te parece que vaya a venir nadie. Y sin embargo vino más del 50% de votantes convocados, ya dicen que los humanos somos imprevisibles...

Después de las votaciones el recuento de votos, no demasiado agobiante, aun teniendo que rellenar miles de hojas por quintuplicado y firmar a lo grande hasta en los cantos de los sobres; pero bueno, dicen que lo malo pasa pronto y en un rato teníamos todo reunido, comprobado, cerrado, sellado, firmado y solo quedaba llevarlos a los juzgados que como era cuesta abajo, en la bici en un pispás estaba hecho. Y fin del día, un día agradable al fin y al cabo, pero si es posible, señor azar, no me vuelva a llamar. Ya no quiero se más presidente.

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