Si alguna vez os habeis preguntado que se siente cuando uno va expresamente al banco a sacar dinero, espera una cola de más de media hora y cuando llega a la ventanilla se da cuenta de que se ha dejando en casa la cartilla y lo que es casi peor, el carnet de identidad, yo os lo diré: se siente uno como un completo g*l*p*ll*s. Pero en fin, son cosas que pasan :(

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La otra noche salí a devolver una peli que habíamos visto, a un videoclub de estos automáticos que metes la tarjeta y luego el DVD que sacaste previamente, y a pesar de que estamos en pleno diciembre, casi enero, y era más de la 1’00 de la madrugada, no hacía nada de frío. Así que pensé que sería interesante, por curiosidad, ver qué temperatura hacía, aprovechando que pasaba por una farmacia de estas que tienen una crucecita con la hora y la temperatura puestas. Y debe ser que es una farmacia moderna, o por lo menos la crucecita si que lo era, porque salían unos gráficos muy chulos, entre otros unas gafas dando vueltas en casi 3 dimensiones (también es una óptica, a la vez que farmacia). Pero lo que me fastidió fue que después de dos minutos cronometrados por mi reloj (no por la crucecita, desde luego), las gafas seguían dando vueltecitas como locas, y yo allí como un pasmarote de madrugada, mirándolas a ver si salía la hora o la temperatura, hasta que al final me tuve que ir, aburrido de tanta gafita giradora, ¿tan complicado era intercalar a intervalos pequeños la información útil entre tanta leche multimedia?

Update: hoy he vuelto a pasar por la farmacia de marras y las gafas siguen girando, deben de estar ya mareadas :P

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Como es su costumbre, anoche pasó por casa el Sr. Papa Noel y nos dejó unos cuantos regalos, señal de que no nos hemos debido portar demasiado mal este año. Pero además vino muy ecológico, ya que nos trajo un montón de cosas relacionadas con la supervivencia del planeta, este que entre unas cosas y otras tenemos hecho una autentica pena.
Por ejemplo nos trajo un libro muy interesante titulado “El huerto familiar ecológico, la gran guía práctica del cultivo natural” que explica como cultivar un huerto sin utilizar productos dañinos con el medio ambiente. También dejo caer un hacha pequeña, para que podamos cortar en trocitos pequeños las ramas que suelen quedar después de una poda por ejemplo, para que en vez de quemarlas como se suele hacer, puedan utilizarse como abono verde muy beneficioso para el suelo. Y mientras podemos comprarnos uno de verdad para poner en práctica lo que pone en el libro anteriormente mencionado, mis hermanas tuvieron el detalle de regalarnos un huerto ecológico hecho con cartón, cartulina, cerillas para la barandilla, hierba recién cortada, y caramelillos con forma de frutas, y con todo lujo de detalles, incluso orientado al sur. Casi mejor que uno de verdad ; )

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Salí a hacer unos mandaillos, con la bici, como de costumbre, y a eso de las 2’00 volvía para casa cuando en esto que me adelanta un coche de estos que suenan a moto podrida, de los que se supone que puedes llevar sin carnet y que en general son más bien feos, pero que en esta ocasión, aunque el sonido si era horrible, el coche era fantástico; de hecho el diseñador del mismo se merece un sobresaliente.

Normalmente cuando hay un semáforo en rojo voy colándome entre los coches para ponerme el primero y que al arrancar todos los vehículos no me echen kilotoneladas de monóxidos, dióxidos, trióxidos, … Pero en esta ocasión me quedé justo detrás de este coche para observarlo con detalle, ver como han creado la estructura, su diseño, … y como daba la casualidad que llevaba la cámara de fotos en la mochila la cogí corriendo, aunque antes de que la pudiera ni encender, ya el semáforo en verde dio la salida y todos los coches, incluido el fantástico salieron corriendo, hora de comer, claro. Y yo me puse a los pedales como un loco para alcanzarlo y poder retratarlo, pero cada vez que llegaba a él los semáforos cambiaban de rojo a verde y tenía que emprender otra vez la persecución. Probablemente llevaba unos dos kilómetros en esta carrera cuando a medias de la cuesta que casi llega a mi casa ya me dí por vencido, dado el hecho de que no es demasiado agradable subir una cuesta a lo bestia si además el tráfico es denso y el aire casi irrespirable.

Y en estas que un poco más adelante veo el coche parado delante de un baretillo y al dueño que salía del coche para tomarse probablemente la cervecita de las 2’15. Justo lo que necesitaba. Retrato inmediato : )

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